Fotografías

Monocromo

monocromo

Director
Tim Burton
Año / 1994/ USA
Guión
Scout Alexander & Larry Karaszewski, del libro de Rudolph Grey “Nightmare of ecstasy”
Música
Howard Shore
Fotografía
Stefan Czapsky
Reparto
Johnny Depp, Martin Landau, Saraj Jessica Parker, Patricia Arquette, Jeffrey Jones, Vincent D’Onofrio, Bill Murray, Mike Starr, Max Casella, Lisa Marie, Juliet Landau.
Duración
127 minutos

Todos sabemos que en un principio el mundo del cine no fue tan colorido, el blanco y negro fue suficiente para maravillar a millones de personas con este nuevo arte sostenido en la sucesión de fotogramas.

Tenemos ya un montón de clásicos rodados en b&w destacando en un principio los alemanes y rusos hasta llegar a los norteamericanos, italianos, franceses y japoneses en la década de los ’30 y ’40 cuado ya el color y el sonido comenzaban a imponerse para mantenerse hasta ahora en la preferencia del público.

Pero aún ahora con una tecnología fílmica antes nunca pensada y por supuesto ya domesticada ¿Qué hace a un director optar por la fotografía en blanco y negro? ¿Hay una verdadera diferencia en el resultado final? Grandes directores lo han hecho, quedando estas cintas, la mayoría de las veces, catalogadas en cine arte; Spielberg, los hermanos Cohen, Jarmusch, Ford Coppola, Scorsese, Laconte, etc. han optado por lo monocromático en alguna ocasión.

También podemos preguntarnos si “L’atalante” o “Trono de sangre” serían más bella en colores, o al revés, si “Barry Lyndon” o “La delgada línea roja” maravillarían tanto si estuvieran en blanco y negro.

En fin, la respuesta es personal, pero estaría bueno revisar algunos filmes en negro y blanco, tanto de la vieja escuela como contemporáneos para calibrar el gusto y apreciar los méritos, si es que existiesen.

La mejor película de Burton hasta ahora (sin desmerecer a “El gran pez” ni a “El hombre manos de tijeras”) es un buen ejemplo para notar la utilidad del blanco y negro como opción fotográfica. Fue pensada así desde un principio, razón por la cual Burton decidió hacerla en Disney y no en Columbia, por ejemplo, donde les parecía un disparate.

La historia del personaje catalogado como el peor director de cine de todos los tiempos con todo su freakerío es sin duda atractiva, sobretodo para cinéfilos desprejuiciados. Johnny Depp en el papel de Wood y Landau en el de Lugosi crean una interpretación más que notable, obviamente todo ésto potenciado con la decoración sobria y el bien trabajado blanco y negro (es acá es donde nos detendremos un momento a contemplar con satisfacción el resultado).

Burton nos hace encariñarnos con este mundo de cine B, nos muestra la importancia del acto creativo independiente del resultado, nos alienta a creer en nuestros proyectos y nos conecta con la amistad sincera siempre necesaria.

La película logra un escena antológica donde se resume todo lo anterior: el encuentro de Ed Wood y Orson Welles (Vincent D’Onofrio), los dos extremos del talento cinematográfico, hermanados por la incomprensión del público y los estudios, aconsejándose mutuamente como artistas.

La asociación que hacemos entre las imágenes que vemos y la época en que fueron rodadas es creada por la fotografía, la gama de grises realizada con sutileza por Stefan Czapsky nos recrea no sólo una época, sino que el mundo de Wood, sus encuadres, su cine dentro del cine de Burton.

La eficacia del uso del blanco y negro es indesmentible al comprender que no podríamos ver la misma escena de Lugosi recogiendo la flor (aparecida efectivamente en “Plan 9 del espacio exterior”) con tanta dulzura a si la hubiésemos visto en colores.

La película no fue tan bien recibida por el público ya acostumbrado a ver todo en colores, pero recibió múltiples premios además de aumentar los admiradores de Burton y la popularidad de Ed Wood, el cineasta más malo de todos los tiempos, pero que hizo lo que quiso además de ser ahora más conocido que miles de directores que se quedaron en la mediocridad del aplauso fugaz.