Fotografías

Vendedor ambulante de fotografía antigua

vendedor

Christián Cáceres, es un comerciante ambulante de fotografía antigua. Trabaja en dos lugares de Santiago, pero esto solo en la formalidad, ya que en la realidad pura, es un verdadero nómada con su material fotográfico. Trabaja formalmente de lunes a viernes de diez de la mañana a ocho de la noche en Estación Central, y los fines de semana trabaja en el persa Bio-Bio de nueve a tres de la tarde, y siempre se pone afuera del galpón de los muebles antiguos. Este negocio, fue iniciado por su padre en Valparaíso, quien es precursor de la venta de este tipo de fotografía en la zona.

Christián tiene un archivo de fotografías que se aproxima a las 5 mil entre él y su padre, que cuentan sin lugar a dudas la “Historia de Chile“. Sólo con su material fotográfico, podríamos reconocer parte importante de lo que conforma el Chile que hoy nos constituye, matanzas,  indígenas, construcciones, guerras, máquinas, etc.

Todo un contenido que muchas veces debe esconder en sus álbumes y no puede mostrar en sus paneles, ya que , por ejemplo, en el paseo de Estación Central, su jefe, el Gerente General del lugar, de tendencia de derecha, como él mismo lo define, lo dejó poner su puesto, pero con la única condición de que nunca ponga fotografía de contenido político en el panel, que es en gran parte lo que contiene la fotografía de este vendedor ambulante.

Parte de su historia

Hola, mi nombre es Christian Guillermo Cáceres Prieto. Yo soy de Valparaíso, y resulta que mi papá empezó con este negocio de la fotografía, es el precursor de la fotografía antigua en Valparaíso, y yo ahí me arrimé al árbol , como se dice.

Mi papá lleva 25 años en esto y yo llevo 12 años, y las fotografías las conseguimos a través de álbumes familiares, negativos cristalizados y postales de la época. La persona que me facilita el álbum familiar, yo le hago una ampliación de regalo, y se restaura la foto si está dañada, y ese trabajo se hace gratis por el hecho de facilitar la foto.

Lo que tengo yo en el archivo deben ser unas cinco mil fotos, más o menos. Yo lo que he recopilado deben ser unas dos mil más o menos, de los doce años que llevo, y lo otro lo ha conseguido mi papá. En todo caso, se consigue él y me consigo yo y a los dos nos sirve. Por ejemplo, él se consigue una foto y le  hace dos negativos, uno para él y uno para mi. Él tiene 58 años, y yo tengo 35. Y mi papá también trabaja en lo mismo, en Viña, en la calle Valparaíso, donde hay un paseo, pone un atril de cuatro cuadras, bien grande, bien inmenso, así que ha hecho exposiciones en la municipalidad, y facilita las fotos, en el diario La Estrella, aparece el nombre de él cuando facilita la foto, por gentileza de: sale el nombre de mi papá. Él se llama René Cáceres.

En la familia todos son nacidos y criados en Valparaíso. Yo me vine para acá por el trabajo mismo. Porque no podíamos estar los dos haciendo exposición en Valparaíso, así que él me dio la idea de venirme para Santiago, y como yo pasaba acá y veía que era un pase cultural, así que yo me imaginé que podían darme permiso y altiro, vine, presenté el proyecto, y me vine altiro, se me abrieron las puertas altiro. Y acá conocí a mi señora, me casé, tengo mi departamento, tengo tres hijos.

Mira, en invierno aquí baja, así que yo en invierno me voy pal norte, es lluvioso acá, así que tu comprenderás que con lluvia no se puede trabajar. Así que me voy pa Calama y allá me va súper bien. Me voy solo primero, y en las vacaciones de invierno, los mando a buscar a ellos. Y ahí estamos los quince días y después regresamos todos juntos. Yo  tengo tres hijos, uno en la marina, infantería y marina, está haciendo unos cursos de radar y comunicaciones, lleva dos años ya, la otra lola tiene catorce y va en segundo medio, y el chiquitito tiene once años, va en quinto, bien estudiosos menos mal.

La clientela regalona

La clientela que yo más tengo es de la tercera edad, llegan a llorar con las fotos, imagínese, se emocionan, si inclusive hay gente que es bien abuelita y yo le hago precio, hasta les he pasado fiado también. Por ejemplo hay gente que lleva de a cinco mil pesos en fotografías y cuando van pasando me van dejando de a mil pesos y me pagan, y confío, porque como los veo siempre, no se van a desaparecer por cinco mil pesos, y ellos mismos me han traído fotos. Hay gente que me trae álbumes completos, y yo reviso lo que es vendible, porque personas solas nos se venden, así que yo elijo que sea un tranvía, un auto, una calle, una plaza, y si veo que es vendible , se la pido.

Las fotografías

Las que más vendo aquí en la Estación Central, el fuerte mío son los ferrocarriles, porque hay mucho jubilado de ferrocarriles y como son fotos conseguidas por estos mismos, así que son fotos inéditas. Si yo por ejemplo les pido una fotografía hoy día, mañana ya viene a buscarla, son así de ese interés los coleccionistas, si , hay harto coleccionista de ferrocarriles. Los tranvías se venden harto también, tengo toda la historia del tranvía, tengo desde el primero que es de 1915 que se llamaba el Santiago Oeste, que fue el primer  recorrido y el último que sacaron, eso es lo bonito de ese tranvía, el año 68 es el último que corrió.

Otras de las fotos llamativas que tengo, es la historia de la secuencia completa de la Estación Central, porque yo trabajo aquí mismo, tengo la secuencia que parte con un edificio con cuatro galpones que se llamaba Estación Alameda, posteriormente hasta los años 80’. Tengo cuando la construyeron, cuando la fundaron, cuando celebraron el centenario, todas esas fotos están incluidas aquí.

Es bien familiar esto de la fotografía, porque son los mismos viejitos que han vivido esos tiempos, así que ellos mismos comentan, no ve que había allá un restaurante bien conocido, allá en la Alameda que se llamaba “La Cachá Grande”  era bien típico porque vendían chocolate con leche, las sopaipillas, así que todos los viejitos pasaban por ahí, compran esa foto, siempre me la piden, uno tiene que estar haciéndola continuamente por que la piden.

Las otras fotos que también me gustan son las del cerro Huelén, cuando era fuerte antiguamente, y fue siendo remodelado por Benjamín Vicuña Mackenna  en 1875. De la Guerra del Pacífico tengo hartas fotos, tengo cuando se está hundiendo la esmeralda, que no hay mucho registro de eso, tengo el monumento de Prats, cuando llegaron los restos del Huascar.  Las fotos que se interesa la gente que le gusta la historia, tengo la de la matanza de Santa María, la tengo antes, durante y después de la matanza. Lo otro que piden harto, es el tema del 73’, los universitarios lo piden harto, les fascina. Por ejemplo, tengo fotos de Allende antes del bombardeo, con los colaboradores, tengo unas prisioneras con punta de cañón pasando con mini falda y las manos en la cabeza en el Estadio Chile. Tengo una de un tanque que está a punto de pisar  a los colaboradores de Allende. Tengo fotos del Tanquetazo. Tengo fotos de edificio de la matanza del seguro obrero, en el año que fue. Tengo fotos de Allende cuando se casó con la Techa, cuando jóvenes. Tengo fotos súper buenas, una vez, estas fotos me las trajo un periodista y las otras se las ha conseguido mi papá.

La gente que compra y la gente que no compra

Las familias que vienen aquí es de todo, pero aquí lo que más viene es gente de clase media, además por que los cuicos no compran fotos, no gastan, no gastan como la clase media, porque ellos hacen una inversión que se lo dejan a los nietos, se lo dejan a los hijos, hacen collage en el rincón del hogar, así que persona que viene a la casa, derecho a la foto. Yo de hecho he ido a hacer exposición a la Plaza San Enrique y me ha ido ahí no más, mal, les interesa todas las fotografías, pero no compran, solo casos puntuales, no es como aquí que la gente junta hasta el último pesito.

Una vez una señora compró una fotografía que aparecía el papá en una tórnamesa en un a maestranza en Temuco, y ni ella tenía la foto. Salen unos obreros con una locomotora a vapor, ocho obreros arriba de la máquina y justo el papá era el palero en ese tiempo, después conductor y ahora es jubilado, así que lloraba la señora, así que la mandó altiro a hacerla en grande.

El Bio-Bio: entre indígenas y aviadores

El horario que estoy aquí en la Estación central es de diez treinta a ocho treinta de la noche, todos los días prácticamente. En el persa desde las nueve de la mañana a las tres de la tarde, y de ahí me queda la tardecita para compartir con la familia.

Es relativo donde me va mejor, a veces es mejor el Bio-Bio. otras veces es mejor aquí. El día domingo es mejor el Bio-Bio, porque va la familia, el día sábado va más juventud, el día Domingo sale toda la familia y ellos son los que compran, allá tengo clientes puntuales, clientes de aviones, clientes de autos,  indígenas también, a ellos los que más les gusta son los Onas, tengo unas fotos espectaculares del los Onas.

En el Bio-Bio también hay gente que junta aviones, o porque los papás han sido aviadores, o ellos mismos son aviadores, muchas veces me han pedido aviones que los han piloteado ellos.

Yo todo el material lo manejo acá, pero los negativos los tengo en la casa, yo llego en la noche y con mi agenda, yo anoto los encargos, reviso lo que me han encargado, lo que tengo que hacer, lo que se ha vendido, y las ampliaciones que me han encargado también. La fotografía vale quinientos pesos, cinco por dos  mil y las ampliaciones las tengo a cuatro mil pesos, las tenía a cinco, pero las bajé un poquito, las ampliaciones son treinta por cuarenta. Cuando está malo, se venden unos quince mil pesos, cuando está bueno, se venden de veinticinco a treinta mil. Depende del cliente, de la plata de la quincena, de fin de mes, a fin de mes se vende más. Quinientos a la gente le gusta. Ahí está al alcance de todos, porque si yo pediría mil pesos, vendería menos, la gente se asusta también, pero en el norte yo las vendo a mil, porque allá hay más plata y otra cosa es que hay que sacar los gastos.

Vuelta a las antigüedades

Mi papá empezó como anticuario, él se inició con las antigüedades y después siguió con las postales y las fue juntando y se las conseguía con la misma gente, con marinos jubilados, así que las primeras fotografías las facilitaron ellos. Mis familiares marinos fueron los que se consiguieron las primeras  fotografías. Por ejemplo, tengo una tía que es jubilada de la armada, trabajaba en arsenales, y con los mismos colegas se conseguía las fotos. Lo primero que se consiguieron fueron los buques de guerra, y después se consiguieron fotos de Valparaíso antiguo, grabados, cosas así, y después empezaron a salir las del salitre y de todo Chile. Después empezó a viajar mi papá, empezó a ir al sur, y luego al norte, y a la parte que iba se conseguía fotos, y hacia una publicación en la radio para hacerle publicidad y la gente llegaba donde se hacia la exposición. Hay que quedarse dos o tres meses para que la gente confíe y traiga la foto, hay que quedarse un tiempo más o menos largo a donde uno vaya, yo igual he recorrido casi todo el norte.

Por ejemplo, nosotros estuvimos casi tres meses en Calama y nos fue súper bien, si en la municipalidad no querían que nos viniéramos, quedaron fascinados, hicimos una exposición en la municipalidad, una en la biblioteca de Calama y otra en un paseo que hay, y que volviéramos cuando quisiéramos, las puertas están abiertas, claro,  porque fomenta la cultura.

Ahora mi papá volvió a las antigüedades de nuevo. Cuando fui al norte mucha gente me cambio fotos por cosas, en el norte es así, en el norte se transa así. Por ejemplo me traían zapatitos del salitre, herramientas, cajas de fósforos, fichas salitreras, usted va al puesto de mi papá y queda fascinada, tiene botones de soldados de la guerra y unas bayonetas. Le ha ido súper bien con las antigüedades a mi papá, porque la gente le paga, valora la antigüedad.

Todo a la antigua

Cuando yo estaba en Valparaíso yo le ayudaba a mi papá en el local de las antigüedades, de repente me mandaba a sacar ampliaciones, y así me fue gustando la foto igual. Las ampliaciones las hace todas mi papá y las copias las mando a hacer en un local en San Antonio, cerca de la plaza de armas, él las hace allá porque son más nítidas y más baratas, para abaratar costos, si la mando acá, me sale dos mil quinientos y si la mando allá me sale por mil doscientos, así que es harta diferencia, las ampliaciones, él las hace, el trabaja todo a la antigua, tiene su mini estudio, no tiene grandes cosas, pero tiene su batea, sus ácidos, revela la reproducción, hace la restauración, hace todo a la antigua, porque ahora con la computación usted puede hasta inventar una foto, usted ha visto que algunas fotos vienen resquebrajadas, claro, se restaura de a poco para que se vea lo más esencial, para que se vea más nítida, pero lo quebrajado queda igual. No es que se borre. La gente viene con sus álbumes familiares, por el hecho de fomentar la cultura y también porque viene una ampliación de regalo, lo hago para que la gente pique.

Y como viene ahora el bicentenario es el auge de la foto. Los estudiantes piden fotos, ayer vino un estudiante  a pedir fotos del centenario, de diferentes partes, por ejemplo, tengo la Plaza Italia, La Estación Plaza de Armas, Tribunales. Todas fotos celebrando el centenario, que estaba todo así adornado, como la época, el presidente puesto en la tarima y todo eso. Acá las fotos las cambio todos los días, y cada dos días voy a buscar material nuevo. De hecho, yo he adornado muchos restaurantes, notarias, aquí el Doggi’s por ejemplo, cuando pase por el Doggi’s pase a verlo…