Para todos los amantes de la cueca brava hay un n(h)ombre que todos conocen: Hernán ‘Nano’ Núñez, ¿por donde empezar?.
Para muchos el Nano Nuñez fue (o es) el mejor, el maestro, el más grande, si nos remitimos al ámbito de la creación -pues en lo vocal sabemos que no era de las grandes voces, como “El Perico”, “El Baucha”, “El Mesías”, “Rafucho” y tantos otros que el mismo se encargaría de nombrar y ensalzar en sus cuartetas o en algunas de sus cuecas como en esta:
Fue el Perico chilenero
Se lanzó con su armonía
Y lo aganchó el Nene Campos
Y floreándola el Mesías
Se espantó el negro Cesar
Con Catalán
Y en yunta Enrique Tapia
Pancho el bacán
Los textos de Hernán Nuñez son brutales, no se conformaba con cualquier rima, tenía que tener sustancia, tenía que dar una idea precisa y acabada de lo que se estaba describiendo. Esto me hace recordar a Borges cuando decía que buscaba muchos adjetivos hasta dar con el correcto, o a Huidobro cuando sentenciaba “El adjetivo cuando no da vida, mata”, el mismo Nano lo explicaría alguna vez : “Me gusta siempre la frase gruesa, dura, la que tiene el pueblo. Yo para componer siempre busco la palabra grave, la palabra que tenga fuerza, que llame la atención, que tenga sabor, que le dé vida a una cosa. Eso es lo que me hace escribir, y siempre que escribo voy a los extremos”.
Y en cuanto a sus músicas, le gustaba buscar matices, nuevas armonías, melodías con recoveco como se les llama, y no repetir siempre los mismos patrones melódicos típicos de la cueca tradicional, y con esto se me ocurre citar a John Lennon cuando mientras grababan el ‘Sargent Pepper’ decía “Hoy quiero sonar diferente, nada parecido a como soné ayer”, pareciera que el Nano pensaba así “Hoy quiero hacer una cueca distinta, nada parecido a una cueca que ya existe”, en cuanto a la forma por lo menos, porque en el fondo tenía que llevar siempre la pasión, la fuerza, la garra que la caracteriza.
De los cientos de textos y melodías que nos dejó Hernán Nuñez, no sabemos cuanto hay de él y cuanto hay de la tradición (cosa que en realidad no importa), cuanto de toda esa información de ese mundo de la bohemia que fue aprehendiendo desde su infancia, él mismo lo explicaría así:
Mi cuna fue una guitarra
Y mi almohada el clavijero
Me tapaban con la funda
Mi cascabel fue un pandero
Y entre taitas y cantoras
Y en medio de las vihuelas
Fueron canciones de cuna
Pa mi las cuecas chilenas
“Y tu mamadera sería una garrafa poh cabritooo”, le gritaría uno bueno pa la talla en una grabación inédita que tengo en la que canta junto al ‘Pollito’ y al ‘Rafucho’. Por que el Nano es un puente, un tipo que absorbió y asimiló la cueca de la primera mitad del siglo XX, para llevarla en sí y transportarla hasta fines del siglo, y aún mas, dejarla a las puertas del siglo XXI. Es un pasadizo por el cual las distintas generaciones que aman la cueca se miran y se reconocen, pues cuando se escucha una creación del Nano es cual si uno se conectara con una cueca de los años ’30 (vaya a saber uno), con un personaje de aquellos tiempos, un chinchinero, un vendedor de motemei, con el ‘roto’, valga decirlo, con los suburbios, los bajos fondos, los conventillos, las casas de remolienda, es en esos lugares donde se desarrolló la cueca brava, y donde los que la cantaban (El mismo Nano lo dice en la narración del disco ‘La cueca brava y su época de oro’) eran “carreteleros, comerciantes ambulantes, veguinos, matarifes, afuerinos, pillingajos, choros, roperos, planteros, tortilleros, hay estaban los mejores cuáqueros”, remata.
Y así gracias al Nano Núñez podemos saber algo de aquel Santiago que se antoja atávico, por ejemplo hay una cueca en la que usa a modo de muletilla el ‘samba china chola’ en vez de usar el clásico ‘caramba’ o el ‘alla va alla va’. Sobre esto, en un video, Núñez cuenta que cuando tendría unos 10 años (o sea en los años 20′) vió a ‘un cabro tañando en un tarro y usando esos versos: samba, china, chola’ los cuales adoptó y hoy forman parte del cancionero cuequero, en una cueca telúrica, sensual que lleva por nombre los mismos versos, y donde describe un encuentro con una mujer de una ‘casa de gastar’. El Nano Núñez abarcaba las mas variadas temáticas, tanto le cantaba a la bohemia, a la mujer de la vida, como dedicaba también canciones a sus pares cuequeros, a Luís Bahamonde, a Margot Loyola, al guatón Zamora, al dúo Rey Silva, relataba historias de marineros, de atorrantes, del roto que construía caminos y alzaba puentes, el que vendía en la feria, el que trabajaba en el matadero, el que decían que había hecho pacto con el diablo, el que estaba preso, en fin, esas son las cuecas del Nano.
Por: Jaime Nolasco
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