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Contra Batman

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Lo primero que un posible espectador debe saber, cuando se pone en trámite de ver la película, es que está frente a una película para niños. Ese es el código básico: entusiasmar con una historia insulsa y llena de clichés y guiños a otras películas o a otras historias. Se me argumentará que toda historia viene de otra o como diría Borges “toda escritura es una reescritura” ( en una frase que además no es de él), claro, todo eso es verdad. Pero el talento del director está en que no se note cuando se ha pedido prestado de otras películas.

Una historia prestada (aunque se desarrolla distinto) es la historia de amor que se presenta en Batman. Se trata de un triángulo amoroso. Por un lado el solitario Bruce Wayne, un héroe en la oscuridad y que para los ojos del mundo es un frívolo dandy. Por otro lado el héroe “público”, el héroe que se maneja en el mundo de la política real, es decir en el mundo de los adultos. En medio: la chica, que ama a Batman, pero que prefiere quedarse con el héroe real porque no es correcto que una chica como ella abandone al verdadero héroe por irse con un “ser de la oscuridad”. Hay que decir que, a pesar del heroísmo indiscutible de Batman, éste no deja de ser un niño que ama demasiado los juguetitos. Después volveré sobre el tema de los juguetes. Pero por ahora: la historia de amor que se presenta ya la había mostrado Casablanca. Por un lado Rick y por otro lado Víctor Laszlo. Este último un verdadero héroe húngaro que busca la liberación de su país. La chica se queda con el héroe porque es lo correcto. Lo curioso es que en ambos casos “el ser de la oscuridad” (Batman o Rick, que incluso se hace acompañar de un pianista negro) acepta que lo mejor es que la chica se quede con el héroe público. Y están dispuestos a verla partir, aunque la besen antes de dejarla.

Por eso en Batman uno espera que la chica se vaya con el héroe y que batman se aleje hacia el horizonte con una melodía triste de fondo. Pero no, no ocurre eso. El héroe publico (en lo que podría calificarse de una continuación de Casablanca traducida a los parámetros Marvel), se transforma en una especie de monstruo que busca destrucción y venganza pues el malvado de la película (el guasón) le ha envenenado el alma con lo único que podía quitarle el heroísmo: la muerte de la chica. ¿Por qué el director, el guionista o quien haya tenido la idea eligió ese camino?. Por una razón muy simple: había que salvar la imagen y reputación de Batman. Creo que Batman disfrazado de Humprey Bogart no quedaba bien frente a los niños. Había que dejar en claro que frente al guasón, que es un rival de peso, sería Batman quien triunfe. La muerte de la chica es un sacrificio: no creyó suficiente en la misión de “el señor de la oscuridad”.

Vuelvo al tema de los juguetes. Claramente Batman es un niño grande que utiliza toda su fortuna para crear juguetes cada vez más sofisticados con los cuales oponerse al mal. Ahora, esos juguetes, además traen aparejada una imagen de héroe que retrata muy bien a los norteamericanos. No se trata de un héroe como El Zorro o Bruce Lee que triunfan gracias a su habilidad. Se trata de un héroe que triunfa gracias a ingenios tecnológicos. Exactamente como triunfan los gringos en medio oriente. Por lo tanto es Batman una metáfora de héroe con tufillo a  partido republicano. No es un héroe, nuevamente, como el zorro o Manuel Rodríguez que están siempre “contra la autoridad”: batman es amigo de las autoridades y su objetivo es ayudarlos. Es también el tipo que trata de hacer justicia con sus propias manos, exactamente lo que propone la agrupación.

Corrijo el inicio del artículo: es una película para niños, si, pero se trata de niños que serán los Conservadores del mañana. Véala con moderación.

Por: Ricardo Chamorro